Futuros palcos sobre la calle San Blas


Memorama
Recorda este dia tan especial para los hinchas de Argentinos Juniors
26/12/03
"VOLVER A CASA"
LA PREVIA:
ARGENTINOS JUNIORS | DESDE LAS 16, CELEBRA LA REPARTURA DEL ESTADIO
Llegó el día de volver a casa
La fiesta reunirá a la historia del club. Habrá distinciones para los equipos del 55 y 60. Y jugarán los campeones de América y figuras surgidas del semillero.
Los hinchas más veteranos la añoraban. Otros, tenían ella un vago recuerdo. Y los más jóvenes, incluso, nunca la habían visitado. Veinte años pasaron desde que Argentinos Juniors jugó su último partido en el viejo estadio de tablones de Juan Agustín García y Boyacá. En el medio, las grandes alegrías como las vueltas olímpicas en el Metro 84, Nacional y Libertadores 85. O el pronto retorno a Primera en 1997 con la obtención del título en la B Nacional.
La época de vacas flacas había incrementado el deseo. Todos, los viejos y los pibes, hace rato vienen contando los días... Hay tres tribunas nuevas (una de ellas con dos bandejas), todas de cemento con capacidad para 24.800 espectadores. Los viejos tablones fueron testigos del campeonato de la B que en 1955 devolvió a Argentinos a Primera, del subcampeonato de Primera en 1960, de los debuts de Maradona, Borghi o Batista, hijos pródigos de la institución.
La flamante construcción de cemento tratará de homenajear a todos. Serán distinguidos los veteranos y se podrá ver en acción a quienes de alguna manera hicieron historia en La Paternal.
La pelota comenzará a rodar a las 18 con la presencia de Borghi, Batista, Ereros, Domenech y del Pepe Castro, entre otros, representando al campeón de América y subcampeón del mundo. Del otro lado, jugadores que algunas vez pasaron por el club.
Después llegará el turno de ver en acción al semillero, motivo de orgullo del hincha, enfrentando a un Sub 20 que dirigirá Tocalli. ¿Nombres? Sorín, Cambiasso, Insua, Nico Medina, Juan Gómez, Coloccini, Placente, Jorge Quinteros, Markic, Victor Zapata, Ledesma, Cagna y siguen las firmas.
El día llegó. Para los que la extrañaban y pensaban ya nunca volver a verla de pie y para los que nunca antes la habían pisado. Argentinos vuelve a su casa. Y vale un festejo grande.
UN TEMPLO DEL FUTBOL
Hogar dulce hogar
Después de veinte años, Argentinos volvió a su estadio de La Paternal con una fiesta inolvidable.
Hubo fútbol con la presencia de grandes nombres del club como Borghi, Jorge Quinteros, Batista, Sorin, Cambiasso, Placente y Insua.
El barrio estaba conmocionado. Era sólo cuestión de ir acercándose a la manzana delimitada por Boyacá, Juan Agustín García, Gavilán y San Blas para darse cuenta que en La Paternal no sería un día más. Pancartas festejando la cita esperada, pintadas con la fecha marcada y muchísima gente con camisetas y banderas.
Todo de rojo y blanco. Todo de Argentinos. Hinchas grandes tratando de recordar los viejos tablones. Otros más jóvenes con sus hijos en brazos contándoles que en esa cancha a la que estaban por entrar había debutado Maradona.
UN TEMPLO DEL FUTBOL | EN ARGENTINOS, TODOS LO RECONOCEN COMO EL MEJOR DESPUES DE MARADONA
Con el Bichi Borghi, la magia no pasa de moda
Como vive en Chile y no consiguió vuelo, manejó 1.500 kilómetros para estar. Y valió la pena: el envase es distinto pero la calidad es la misma.
Esa ovación unánime, emocionante, tenía un sólo significado: el de un tributo para uno de los ídolos que el corazón del hincha de Argentinos tiene guardado en su pedestal. Cuando Claudio Daniel Borghi salió del campo de juego, escuchó tantos o más aplausos que en cualquiera de sus actuaciones inolvidables del 84 o del 85, cuando participó (primero como promesa y luego como figura) del ciclo más exitoso de la historia del club. Para cada uno de esos hinchas que se rompieron las manos para aplaudirlo, el Bichi es el máximo referente de Argentinos detrás de Maradona.
Y Borghi entregó pedacitos de su talento en ese partido en el que se reencontró con tantos amigos y ex compañeros: tiró una rabona —ese detalle tan elegante y tan personal— a los dos minutos y pegó un remate en un palo en el segundo tiempo. Después le puso su picardía con frases: "Que no se hagan más estos partidos... Que la gente se quede con aquella imagen, cuando jugaba bien", dijo ya cansado, entre sonrisas. También recordó partidos inolvidables como contra Vasco da Gama, en el Sao Januario, por la Copa Libertadores de 1985; como la finalísima ante Juventus, en Tokio, por la Intercontinental. "Es un orgullo que les muestren a los pibes aquel partido... Ahora mi hijo me pregunta: ¿papá, vos sos ese flaquito con el número nueve?".
Borghi jugó en Argentinos entre 1981 y 1987. En ese lapso protagonizó 66 partidos, marcó 17 goles y dio tres vueltas olímpicas. Pero su paso por el club estuvo marcado más por su juego distinguido, por su magia que por las cuestiones numéricas. Borghi fue un crack en un club proclive a construir cracks. Porque el Bichi fue un producto genuino de las Inferiores y una expresión máxima del linaje del semillero de La Paternal.
Ese Borghi que alimentó los sueños más grandes en los 80 no se quiso perder la fiesta de su Argentinos: como no consiguió vuelo desde Chile, se subió a su auto y recorrió 1.500 kilómetros. No podía faltar. La de Argentinos era también su fiesta...
HOGAR DULCE HOGAR
Había sido Angel Labruna el que había iniciado el exilio. El DT quería una cancha más grande para que Argentinos pudiera jugar a su manera. Y vaya si tenía razón. A la par del destierro se iniciaba la época más gloriosa de Argentinos con las conquistas del Metro 84, Nacional 85 y la Libertadores del mismo año.
Mientras, en La Paternal, los viejos tablones se fueron quebrando. El campo de juego se pobló de yuyos y ya no hubo lugar ni siquiera para que entrenaran los chicos. Ni siquiera eso.
Y el fútbol dejó de aportar alegrías. Apenas el rápido regreso a Primera en 1997 con la conquista de la B Nacional. El retorno al barrio comenzó a convertirse en una obsesión. Hubo muchas promesas incumplidas, más frustraciones y otro descenso. El día esperado tenía que llegar...
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La cuestión era volver. Volver al barrio, volver a la cancha, volver a sentirse locales. Cuando las puertas se abrieron a las 16, ya mucha gente esperaba ansiosa. "Señores yo soy del barrio, barrio La Paternal, señores yo soy del Bicho, el Tifón de Boyacá", cantaron. Comenzó el desfile de murgas y al son de los redoblantes, las 23 mil personas que llenaron el flamante estadio, entonaron el himno que se hizo esperar veinte años: Y ya lo ve, y ya lo ve somos locales otra vez". Argentinos estaba otra vez en su casa.
Y el regreso vino con un agregado emocional. Fue volver a ver a los héroes que convirtieron a Argentinos en una potencia nacional y sudamericana. Fue aplaudir a rabiar una rabona del Bichi Borghi. Fue vibrar con las corridas del Pepe Castro y Ereros. Fue palpitar con un penal de Videla, como aquel que le dio la Libertadores a Argentinos ante América de Cali en 1985. Fue recordar al pibe Fernando López, aquél que en 1992 casi pierde la vida en un accidente automovilístico, y que ayer también dijo presente y fue parte de la fiesta.
Pasó el primer partido de fútbol, pero las emociones recién comenzaban. Mientras los propios jugadores se sacaban fotos con la flamante cancha de fondo y los pibes del Sub 20 entraban en calor, José Pekerman se emocionaba hasta las lágrimas. "Mis ojos todavía no pueden creer lo que están viendo. Yo jugué en esta cancha y entrené a un montón de pibes que ahora brillan por el mundo". Y los pibes del actual manager del Leganés se dieron el gusto de jugar al fútbol en la cancha que vieron destruirse mientras comenzaban a jugar en inferiores.
Semillero del mundo se llamó el equipo y no faltaba razón. Cambiasso, Sorin, Placente, Markic, Gancedo y siguen las firmas. Si hasta D''Alessandro, que se crío a tres cuadras de la cancha, jugó un rato con la camiseta de Argentinos.
El final fue desordenado con hinchas invadiendo la cancha para llevarse un trofeo. El mejor de todos se lo llevaron los que se quedaron en las tribunas ("que boludos que son, no parecen del Bicho, la puta que los parió", les cantaron). Los que desde temprano se pasearon por el barrio redescubriendo rincones. Los que cantaron por la vuelta. Los que volvieron a la cancha que no pisaban hace 20 años y los que la sintieron propia por primera vez.
La espera terminó. El exilio y el peregrinaje llegaron a su fin. Argentinos está de vuelta en la Paternal. Su casa reabrió su puerta. Y en ella podría colgarse un cartel que resume el sentimiento general: Hogar, dulce hogar.
"ME ENCANTARIA QUE LLEVE MI NOMBRE"
Diego Maradona felicitó a los hinchas de Argentinos por la reinauguración del estadio. "Siempre voy a estar agradecido de haber nacido en este club", dijo.
Ante todo, quiero felicitar a la gente de Argentinos por el trabajo importante que hicieron para que se vuelva a jugar en Juan Agustín García y Boyacá. No pude estar ahí pero de alguna manera quise decir presente y por eso les escribí estas líneas.
Sé que mucho se habló del nombre que debía llevar el nuevo estadio y también sé que aún no se definió. Por si no quedó claro, lo voy a aclarar: cuando me preguntaron qué nombre debía llevar la cancha yo respondí Francis Cornejo. ¿La razón? Este hombre dio su vida por Argentinos. Se dedicó siempre a sacar lo mejor de cada pibe que empezaba y me parece que debería tener un reconocimiento. Y en vida, eh. No como se hace siempre en la Argentina, que nos acordamos de la gente cuando ya no está. Y esto no quita que yo estaría encantado si los hinchas deciden que el estadio se llame Diego Armando Maradona. La verdad, me encantaría que llevara mi nombre. ¿A quién se le puede ocurrir que no me gustaría semejante homenaje? Para mí, para mis hijas Dalma y Gianinna, con la que pasé Navidad en Cuba, para mis viejos y para toda mi familia sería un orgullo enorme que la cancha se llamara Maradona.
La gente del Bicho está dividida con respecto a mí. Y eso se debe a que a le hicieron creer que yo no quiero a Argentinos o que me olvidé del club. Y eso es una mentira terrible. Y me jode, porque yo contra la gente del Bicho no tengo nada. Es más, siempre voy a agradecer haber nacido en este club. Me enteré de que en la última fecha del campeonato, uno que dice ser hincha, puso una bandera en mi contra. Lo invito a que venga a tomar un café conmigo para ver quién quiere más al club. Esos tipos me molestan porque o deben ser pagos por algún ex dirigente o les debe fallar la memoria. Les recuerdo que yo me entrenaba en Argentinos cuando había una sola pelota para seis divisiones, eh. Pregúntenle a Francis cuántas veces me vino a buscar River cuando yo estaba en las Inferiores. Y la respuesta de mi viejo y mía siempre fue la misma: quedarnos en Argentinos. Y había plata de por medio, que en ese momento uno la necesitaba, eh.
Quizá la gente escuchó mis reproches a los dirigentes. Y los va a seguir escuchando porque a mí me duele que Argentinos haya padecido necesidades cuando no debería haberlas sufrido. Por ejemplo, contra Luis Segura, el actual presidente, no tengo que decir nada. Al contrario, siempre me trató bárbaro. Pero hay otros dirigentes que se robaron todo. Todavía recuerdo cuando vine de vacaciones del Barcelona. Con el Turco nos subimos a una topadora y nos pusimos a alisar un terreno. ¿Saben lo que hicieron ahí después? ¡Canchas de tenis! Y esto me jode. Argentinos debería tener el campo de deportes del Barcelona de España y por unos tipos no lo tiene. Me dolió también que los dirigentes le hayan dado la espalda a mi sobrino Dani López. Pero fueron los directivos. La hinchada no tiene nada que ver con este tema.
Yo estoy orgulloso de haber sido Cebollita. Estoy orgulloso de haber usado esa camiseta roja con una línea diagonal blanca el día de mi debut y fundamentalmente estoy orgulloso de haber dejado la vida por Argentinos. Y eso nadie me lo va a poder quitar. Siempre me maté por el Bicho.
Simplemente a la distancia les mando un abrazo fuerte y les digo que disfruten de este logro. Sé que fue una linda fiesta y el club la merece. Y por eso, yo los felicito con todo mi corazón.

